Restaurar la Cristiandad

Seguramente, todo carlista que se precie se habrá encontrado a católicos (descartemos de entrada a los modernistas porque no son tales) que, si bien simpatizan en cierta forma con nosotros, se echan atrás porque no ven factible una "vuelta al pasado", como suelen decir. Normalmente, estas personas argumentan con que no es posible volver a una sociedad como la del Antiguo Régimen y que la "nueva Cristiandad" se hará de una forma diferente. Unas veces con dictaduras, normalmente desde el Estado y siempre con influencias ideológicas de la modernidad ajenas a la anti-ideología que representa el carlismo.

Todo ésto conlleva una contradicción enorme, porque toda ideología es un subproducto de la modernidad y un sustitutivo de la religión. De la misma forma que el Estado es un sustituto de la sociedad orgánica de la monarquía cristiana. Aunque ya se sabe que estamos en una época en que la contradicción está a la orden del día y por eso no nos extraña ver a católicos tradicionales defendiendo un confesionalismo de Estado al estilo napoleónico o franquista y creer que eso es el Reinado Social de Cristo.


Pero lo peor, es que al final el pensar que "es imposible restaurar el viejo orden cristiano" implica de por sí una aceptación del evolucionismo (en un sentido social y político) y de la nefasta idea del progreso, que tantos males nos ha ocasionado y ha sido excusa de tantas herejías.

Frente a estas desviaciones, simplemente recordar lo que en su día dijo San Pío X sobre la vuelta a la civilización cristiana. Es esencial tener en cuenta las palabras del Papa Sarto sobre lo imprescindible que es reconstruir las estructuras sociales políticas prerrevolucionarias para restaurar en la Tierra el Reinado Social de Cristo: 

«… no se edificará la ciudad de un modo distinto a como Dios la ha edificado; … no, la civilización no está por inventar, ni la nueva ciudad por construir en las nubes. Ha existido, existe: es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla, sin cesar, sobre sus fundamentos naturales y divinos, contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana de la revolución y de la impiedad: omnia instaurare in Christo».

San Pío X, carta sobre los errores de «Le Sillon» Notre charge apostolique.